“Despertó insegura ni bien asomó el alba, con la timidez de un niño enamorado, entrando en confianza con el calor del sol y la seguridad de sentir todo brillando color dorado a su alrededor, educada ante conocidos y desconocidos, luciéndose ante sus personas favoritas con palabras al compás de su melodía, controló por momentos mis pensamientos para valerse de seguir presente todo el día, su día, mi día…”
Porque sé que la felicidad es más fuerte en mí que mis ganas de autocompadecerme.
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Paradójico...estos días he logrado aún contra lo que debía querer, someter mi cuerpo, mi mente y mi alma a estar bajo la presión de estar confundida y estresada. Curiosamente mi sonrisa (al parecer agobiada de haber sido reprimida injustamente) ha sido una presencia extraña casi desconocida para mí.
No negaré que me alegró sentir como escapó de mí tomando el control de su propio ritmo.
Así que hoy sólo me toca agradecer a todo aquello que fue cómplice de éste dulce suceso.
A disfrutar de la fugitiva!
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